Desde 2012 llevamos en Aragón soportando los efectos de los recortes ocasionados por la crisis económica. Los docentes estuvieron entonces a la altura, aceptando en un primer momento los recortes entendiéndose como una medida social por el bien común.
El actual Gobierno de Aragón negoció en alguna pequeña medida – se pasó de 21 a 20 horas lectivas en secundaria – pero el calendario de reversión se vio alterado y en 2019 dinamitado con la negativa de la administración a negociar durante dos años. Precisamente los dos años en que la educación se ha visto condicionada por la pandemia de Covid-19.
En marzo de 2020 tuvimos que adaptarnos, en apenas unas horas, para poder continuar realizando nuestra labor de manera telemática, haciendo un gran esfuerzo de aprendizaje y adaptación, utilizando nuestros propios medios y sacrificando una parte de nuestro tiempo libre.
Una vez recuperada la presencialidad, fuimos considerados personal esencial, viéndonos obligados a volver a los centros sin contar con el material sanitario de protección adecuado, no pudiendo cumplir tampoco con otras medidas de prevención de contagio, como es el cumplimiento de la distancia interpersonal. El aumento de profesorado resultó claramente insuficiente, ya que no permitía realizar desdobles, medida que hubiese resultado de gran eficacia y utilidad para mantener esta distancia social y lograr el afianzamiento de contenidos aprendidos durante el periodo de confinamiento respectivamente.
A pesar de las palabras de reconocimiento que se dirigieron al profesorado desde la Administración, se sigue sin querer negociar una reducción del horario lectivo de los docentes. Desde ANPE consideramos esta medida, junto con la disminución de ratios en las aulas, como imprescindibles para evitar la continua degradación de la calidad educativa, que se sostiene, en gran medida, gracias al sobreesfuerzo de los docentes.
En estos 10 años, el trabajo y las funciones de los docentes han evolucionado mucho. El alumnado cada día es más diverso y la normativa de inclusión acaba en gran medida en papel mojado ante la realidad de falta de profesorado, de tiempo para atenderlo adecuadamente y las elevadas ratios en el aula.
La conflictividad en el aula, con las familias y en los propios centros de trabajo está aumentando también, asociado en gran medida a la situación derivada de la pandemia y de la progresiva pérdida de autoridad del profesorado en el sistema educativo.
Sigue sin concederse la reducción del horario lectivo, sigue aumentando la sobrecarga burocrática y se han impuesto nuevas responsabilidades sanitarias a los equipos directivos: Se nos exige a los claustros una atención especializada del alumnado, el establecimiento de protocolos sanitarios, contra el acoso o contra el suicidio sin formación adecuada para atender esas necesidades del alumnado que van mucho más allá de las funciones propias de los docentes.
Cada año, con el informe de El Defensor del Profesor de ANPE, observamos cómo aumentan las bajas laborales de los docentes por patologías asociadas a la sobre carga de trabajo y la conflictividad, como son la ansiedad, depresión, que no se consideran como enfermedades profesionales
La educación en el medio rural sigue sin ser atendida adecuadamente: no tienen apoyos suficientes para atender en aulas internivelares, el personal docente itinerante no cobra el kilometraje adecuado al precio del combustible. No tiene personal laboral que permita a los docentes centrarse en las actividades específicas de nuestra función (desarrollo de proyectos educativos, atender a todo el alumnado individualmente para desarrollar todas sus capacidades…)
Por otro lado, junto con el desbordamiento de la carga de trabajo, vemos como progresivamente se reduce nuestro poder adquisitivo, siendo Aragón una de las comunidades autónomas donde peor se retribuye a sus cuerpos docentes.
¿Para cuándo la negociación? ¿Para cuándo el reconocimiento sincero de la labor docente en Aragón mediante la adopción de decisiones reales en este sentido?
Desde ANPE lamentamos que en los últimos años se haya perdido la unidad de acción sindical que existió en otros tiempos. Desde ANPE valoramos positivamente las acciones individuales que algunos sindicatos de la mesa sectorial han planteado en este transcurso, pero el balance global de la actuación de la mesa sectorial como representativa del colectivo es, necesariamente, negativo. La falta de liderazgo y de unidad de acción sindical nos ha llevado al profesorado de Aragón a los últimos lugares en horario, salario y precariedad. Solo desde la unidad de acción de todos los docentes podemos doblegar la pertinaz negativa a negociar de la Administración.
ANPE Aragón retoma la campaña que inició en diciembre de 2019 ante la negativa del Gobierno de Aragón a negociar durante dos cursos el horario lectivo del profesorado. La imposibilidad de visitar a los centros y la inconveniencia de convocar acciones presenciales en grupo dada la necesaria distancia social que hemos tenido que mantener, llevaron a paralizar las acciones de la campaña.
Desde ANPE, volvemos a exigir la negociación real y con efectos inmediatos de la reducción del horario lectivo, pedimos a todas las fuerzas sindicales que aunemos esfuerzos y actuemos conjuntamente, y a todos los docentes que apoyen la campaña para, entre todos, obligar a la Administración a negociar.
Aragón, 8 de abril de 2022
ANPE sindicato independiente de la Enseñanza Pública
#NegociacionYA
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